El docente tiene un gran compromiso al incidir en la formación de sus alumnos pues no sólo enseña contenido, sino sobre todo, enseña a vivir. Su ejemplo es clave pues modela formas de enfrentarse a la vida, los alumnos se mantienen atentos al actuar del docente y a su forma de responder al entorno, observan e imitan. Podemos afirmar que el docente enseña más con su manera de ser que con su conocimiento, y es por ello que resulta fundamental su bienestar.
Sin embargo, el bienestar del docente experimenta obstáculos hoy en día pues el regreso a clases, en época de pandemia, implica una serie de retos por enfrentar. Ya sea que la escuela opte por la presencialidad, continúe intentando un modelo híbrido o apueste por la virtualidad, la incertidumbre ante los contagios, la vacunación y los protocolos de sanidad estarán presentes durante algún tiempo.
Aunque para la educación debe ser prioridad aumentar el bienestar y reducir el malestar del docente, la primera persona responsable de ello es el docente mismo, por ello, compartimos algunas ideas, consejos y tips prácticos que abonarán en la tarea de estar bien para educar bien.
Docente, pensando en ti y deseando estés bien, te invitamos a reflexionar sobre cómo te sientes hoy respondiendo las siguientes preguntas:
¿Sientes cansancio y agotamiento acompañado de algunos malestares en cuello, estómago, espalda o cabeza?
¿Experimentas la sensación de desapego al trabajo perdiendo el interés por esforzarte más?
¿Te sientes sin apoyo por parte de las autoridades educativas y/o padres de familia?
¿Sientes que no logras lo que te propones con tus alumnos, que resulta ineficaz mucho de lo que haces?
¿Percibes algún sentimiento de culpa ante la realidad de algunos de tus alumnos?
¿Sientes desgaste acumulado por el largo periodo que llevamos educando en pandemia?
Comenzar por hacer conscientes tus pensamientos y sentimientos es el primer paso para autocuidarse, algunas de estas preguntas señalan desgaste profesional (Maslach, 2009), hay que estar atentos y procurar seguir algunos consejos prácticos integrales que te compartimos a continuación:
Cuida tu mente:
Dedica un tiempo a pensar acerca de las situaciones difíciles por las cuales estás pasando y date cuenta que no todo es tu responsabilidad. Intenta ver la realidad desde una perspectiva objetiva, distánciate para mirar los hechos que no dependen de ti y que no puedes cambiar.
Analiza los retos que la realidad te presenta y realiza un inventario de tus talentos, cualidades, conocimientos y herramientas que tienes para enfrentarlos. Descubre qué te hace falta y qué te ayudaría a ser más efectivo para superar las dificultades por las que estás atravesando. Escribe los propósitos que te vengan a la mente.
Cuida tus pensamientos y enfócate en cultivar una mentalidad de crecimiento, los obstáculos nos ayudan a crecer y mejorar, siempre podemos aprender algo nuevo, piensa en que serás mejor docente después de este ciclo escolar.
Recuerda las razones por las cuales decidiste ser docente, redescubre el amor a tu vocación profesional. Ahora, enfócate en tu propósito de vida y responde al para qué de tu trabajo, presta mayor atención a lo esencial y trascendental y procura dedicar tiempo a cultivarlo.
Cuida tu cuerpo:
Descansa y duerme lo suficiente para recuperar tu energía.
Come saludablemente, incluye en tu dieta: frutas, verduras, proteínas y carbohidratos.
Realiza, durante tu jornada, pequeños ejercicios de respiración y estiramiento para relajar la mente y el cuerpo.
Cuida tu emociones:
Reconoce tus emociones y sentimientos, aprende a nombrarlos cuando los sientas y practica distintas formas para manejarlos realizando ejercicios de respiración.
Planea espacios de tiempo para convivir con tu familia y amigos, las relaciones ayudan a sentirse mejor y mantener la alegría.
Procura profesar tus creencias, esto permite tener bienestar espiritual.
Cuando tu te cuidas con estos pequeños tips, fortaleces tu resiliencia y te conviertes en un referente de bienestar para tu familia, tus alumnos y tus compañeros de trabajo, ¡recuerda que eres muy importante!
Departamento Académico
Enlace Occidente
Referencias bibliográficas:
Goleman, D. (2018). La inteligencia emocional: Por qué es más importante que el cociente intelectual. Penguin Random House Grupo Editorial.
Maslach, C. (2009). Comprendiendo el burn-out. Ciencia y Trabajo, 32, 37-43.
¿Cuáles de las estrategias anteriores te parecen más interesantes?
¿Hay algún otro consejo que te gustaría compartir con tus colegas docentes? ¡Cuéntanos en los comentarios?
Sumamente interesante y necesario este tema. muchas gracias😀